Pedro Fleitas, el dragón de las nubes

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Hay que soñar a lo grande y no tener miedo de hacer algo. Esa es la máxima que aplica en su vida Pedro Fleitas un maestro de las artes marciales, que se inició en la disciplina con apenas catorce años. Su búsqueda personal de la felicidad y la integridad lo llevaron hasta Japón hace más de veinte años. “Empecé practicando artes marciales, hasta que en una convención en Gerona conocí al maestro en Europa de la escuela bujinkan dojo. Me dio una carta de recomendación y emprendí mi primer viaje a Japón, puesto que me faltaba algo”, explica Pedro Fleitas.

Su primera aventura al país del origen del sol lo iba a marcar para siempre. “Allí conocí a mi maestro, el doctor Masaaki Hatsumi, quien me rebautizó como Unryu, que significa Dragón de las Nubes, y la parte filosófica que me llenó”. Pero el aprendizaje más grande es el que conlleva ir a un país extranjero sin hablar el idioma. “Llegué y no sabía inglés, aunque allí nadie lo hablaba. Solo tenía la carta de recomendación y había dejado todo atrás. Me tuve que aprender las estaciones de tren de memoria para poder moverme allí”. Esa es la destreza de la supervivencia que tiene el ser humano y que aflora en los momentos en los que se sale de la denominada zona de confort.

En la ciudad de los faycanes abrió su centro de instrucción y medicina natural en 1987. Por su tatami han pasado miles de alumnos, que se han convertido en “amigos”. Su difusión de conocimientos va más allá e imparte clases por los centros que la academia Bujinkan Dojo tiene abiertos por todo el mundo. Desde Brasil y Argentina hasta Nueva Zelanda, pasando por Alemania, Austria o Gran Bretaña.

La disciplina del bujinkan dojo no se enseña, se transmite de maestros a alumnos. Dejando patente que “las artes marciales son algo más que técnicas, puesto que no es un deporte. Lo físico, lo mental y lo espiritual están implícitos. Además, lo que tratamos es de crear un mundo más seguro, puesto que la agresividad se canaliza sobre el tatami”, explica Pedro Fleitas. Fue uno de los cuatro primeros occidentales que en 2004 adquirieron el grado máximo de su disciplina, el 15o Dan. Japón se ha convertido en su segunda casa, mientras que los aviones y el jet-lag lo aompañan  día a día. “El año pasado cogí 77 aviones y ahora mismo estoy sufriendo el jet lag, estoy despierto desde las tres de la mañana”, explica entre risas Pedro Fleitas.

Una parte muy importante de las artes marciales son el esfuerzo y el sacrificio que llevan consigo, en el aprendizaje para “intentar defenderse de todo, incluso de los resfriados”. Mientras que tienen amplitud de miras para adquirir los máximos conocimientos posibles. “Tenemos la mente abierta para aprender todo lo posible de antropología, sociología, psicología o música aunque no seamos expertos”, señala Pedro Fleitas. Los maestros son referentes y su premisa es que todo fluya de forma que los aprendices canalicen y repitan sin tener miedo de hacer algo. Y fruto de las enseñanzas que ha ido sembrando a lo largo de estos años en todos los países en sus instalaciones se preparan estos días sus “amigos” llegados desde todo el mundo para recibir clases extra de bujinkan dojo.

En su centro se citan más de 200 alumnos y maestros para rendir homenaje a su hermano Domingo Fleitas. La convención internacional de Bujinkan Dojo hará una exhibición en Ejido y recibirán al honorable cónsul de Japón en el acto principal de la convención.

La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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