Usuarios de la cancha de La Garita, junto al colegio del barrio, denuncian el abandono que sufre desde hace años. La falta de mantenimiento y los actos vandálicos han dejado las instalaciones en un estado lamentable y con numerosos peligros para los niños.
U na puerta sin puerta da la bienvenida a este recinto, junto a la rotonda de entrada a La Garita, desde que hace unos meses desapareció. Desde entonces, el deterioro de este recinto a ido a más, ya que está abierto las 24 horas del día y sin ningún tipo de vigilancia, relata el presidente del club de bola y petanca Hoya Pozuelo, Antonio Ortega.
La entidad tiene un local cedido en estas instalaciones, además de las canchas para practicar este deporte, y ya han sido objeto de varios robos. Los peligros para los niños son innumerables. Las bases de metal que sostienen un cartel publicitario están dentro del recinto, oxidadas y utilizadas por los menores para trepar y subirse al muro.
El cuadro eléctrico ha sufrido también numerosos destrozos tras romper el candado, con riesgo de electrocución. La cancha da a un descampado que tenía también una puerta, pero como por arte de magia desapareció, al igual que otra verja que impedía el acceso de personas a la trasera de los locales. Los niños entran caminando sin problemas para subirse al techo del inmueble pese a que existe una caída al vacío de al menos tres metros sin ninguna medida de seguridad.
Los destrozos son continuos, explica Ortega, ya cansado de presentar escritos al Ayuntamiento pidiendo que se arregle y a la Policía Local y Nacional para que hagan algo con el trapicheo de drogas y los desmanes que se producen entre sus paredes. Advierte además del mal estado del muro perimetral, con riesgo de derrumbe al no tener bases de apoyo.
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