EL ALBERGUE DE JINÁMAR PODRÍA CERRAR DEJANDO A 22 USUARIOS EN LA CALLE

En plena pandemia de la COVID 19 el área de Servicios Sociales de Telde amenaza con dejar en la calle a los 22 usuarios (tiene capacidad para 25), reubicados en tres aulas adaptadas en el antiguo RAM del Pedro Lezcano en Jinámar.

El Ayuntamiento ha venido gestionando el albergue de forma directa a través de Asidma, que es la empresa a la que el gobierno local contrató este servicio con carácter de emergencia, en marzo pasado. Lo asisten tres auxiliares sociosanitarios, una coordinadora del área, y un vigilante de Seguridad.

Los usuarios temen verse en la calle en los próximos días y algunos de ellos se han puesto en contacto con ONDA GUANCHE para pedir auxilio y solidaridad y que le traslademos su denuncia a la Red de apoyo social del PSOE de Telde así como para solicitar el apoyo de los colectivos vecinales de Jinámar para que eviten el cierre del albergue y piden como mínimo la misma solución habitacional que a los inmigrantes y si llegara a esa situación limite no se les deje en la calle y se les alberguen en hoteles en el sur.

Cronología

El albergue para alojar a los sintecho fue abierto por iniciativa municipal en los inicios del confinamiento al que obligó la covid-19, había estado ubicado en la cancha cubierta del pabellón deportivo de Jinámar. Fue una solución de urgencia que dio resultado y que evitó que ninguna de estas personas durmiera en la calle. Pero con la llegada de la nueva normalidad y el reinicio de las actividades deportivas, el gobierno local, que estaba por mantener operativo este servicio, ha optado por reubicarlo. El destino elegido fue el antiguo RAM del colegio Pedro Lezcano, también en Jinámar, en las instalaciones que durante años sirvieron de sede a otro proyecto social municipal, Educere.

Las nuevas dependencias que ahora quiere cerrar Servicios Sociales reúnen incluso mejores condiciones que las habilitadas con urgencia en el pabellón deportivo, apenas 10 días después de que el Gobierno central decretara el estado de alarma. Es un recinto más acogedor en el que se colocaron separadores para aislar un poco cada cama y lograr así que cada usuario gane cierta intimidad.

Uno de los usuarios se ha mudado a un servicio similar que gestiona la Fundación Yrichen, en San Antonio. Y hay al menos otros dos, que son extranjeros, que han manifestado su deseo al Ayuntamiento de regresar a los países de donde vinieron. Uno es un senegalés que llegó a la isla desde Nápoles (Italia) para una gestión personal y que se quedó atrapado en Gran Canaria cuando la península itálica cerró sus fronteras a los vuelos del exterior por la Covid. Y el otro es otro italiano que también desea regresar a su país.

Manuel Ramón Santana