miércoles, 24 abril, 2024

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«Un gobierno pactado con pocas luces»

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Desde las primeras noches ya se vio claro que las bombillas del cuatripartito de San Bartolomé de Tirajana no reunían los filamentos y vatios necesarios para gobernar este municipio con suficientes luces. Sordo y ciego a la realidad política y social, fue un pacto inmaduro, prematuro de urgencias partidarias y partidistas, que se formalizó engreído y a despecho, atento sólo a las alegres directrices electorales de la bonhomía turística necesitada de licencias.

Dieciocho meses después, la cogobernanza de PSOE-NC-CC-Cs se ha desenmascarado como un penoso tiempo perdido para el presente y el mañana de todo el municipio y su valiosa marca turística. El Ayuntamiento no funciona. Sin un proyecto común identificador y vertebrado, y sin una cabeza tenaz y verdaderamente amueblada al frente de la alcaldía, la administración pública sureña se está deteriorando hasta tal punto que ya ni siquiera el alumbrado público funciona como es debido.

En San Bartolomé de Tirajana, que fue un municipio estelar y puntero para la economía insular, el cuatripartito se ha terminado desnudando por completo durante esta pandemia como un triste y acobardado reino de taifas donde las espadas desenfundadas de sus cuatro clanes se amenazan a diario dañando seriamente y con cada estocada el armazón estructural del califato. La perversa alianza de intereses que emparejan el PSOE y NC, réplica del interesado amor que se profesan las mismas formaciones en el Cabildo, está desatando una cruenta batalla intestina cada vez más visible en el palacio de Maspalomas. Los socios de aquella corporación sureña que el 14 de junio de 2019 se alistó envalentonada bajo una misma bandera, desoyendo la premonitoria señal de aviso que les hizo durante la sesión del juramento particular el Cristo que se descolgó temeroso del crucifijo de madera, no esgrimen hoy un pañuelo blanco y de seda, sino una cortina hecha jirones por los vientos de la bancada.

Ahí están las maniobras de los generales al mando arremetiendo con vileza contra las decisiones de gestión de sus propios aliados para atestiguar el ardor guerrero y la amenazadora combustión con la que el pacto cuatripartito se está autoflagelando. Ahí están también para enfocar en la luz y en las tinieblas, como el deshielo que inundará el reino, los procedimientos de contratación pública paralela y desleal con la propia intervención municipal que NC está ejercitando con boato, a su libre albedrío y a sus anchas, desde el Consorcio de Renovación Turística.

Los papeles y las fotos no mienten. En contra de los fundamentos reticulares del pacto que los asoció a CC y CS, la alcaldesa Concepción Narváez y el primer teniente de alcalde Samuel Henríquez, a quien los trabajadores del Ayuntamiento meritan un trepador y singular ascenso como “el alcalde chico”, han decidido apiñarse como matrimonio político para fortalecer sus posiciones hegemónicas en sus propios partidos y dentro del cuatripartito.

Con maquiavélica maestría y todas las bendiciones eclesiásticas del Cabildo, los cabezas visibles del PSOE y de NC en el Sur están priorizando su poder particular y partidista en los predios de Maspalomas sin esgrimir fidelidad ninguna y ninguna gestión directa de acuñación propia. Mermando a sus contrarios mediante consignas virtuales y estudiados posados fotográficos que tienen como objetivo apropiarse de toda la imagen visual del gobierno, como hicieron en su día Narváez y la ex alcaldesa María del Pino Torres, el dúo Narváez-Henríquez economiza el poder y rentabiliza los esfuerzos militares de sus respectivos ejércitos rivalizando con sus socios ante la opinión pública como alternativa de futuro.

Acaba el año 2020. El primer pacto cuatripartito en la historia de San Bartolomé de Tirajana, que “echó a andar rodeado de grandes expectativas vecinales y bajo la atenta mirada del sector empresarial turístico de la Isla”, convertido en “todo un desafío político para un municipio sobrecargado de intereses económicos”, como diagnosticó certeramente mi buen amigo Gabriel Suárez desde su tribuna periodística en el diario Canarias7, es ahora mismo una incógnita de imprevisible futuro. En sus atalayas, los vigías de PP-AV observan el revuelo del gallinero. Sopla el viento. Hace frío. Amenaza lluvia. El polvo migrante sigue en suspensión. Una tormentosa mezcla atmosférica para un paraíso sin turistas que antes de la pandemia se vendía solícita por su eterna primavera.

Fidel Araña, periodista