«Telde, o el Día de la Marmota»

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El ‘gatopardismo’ o lo ’lampedusiano’ es, en ciencias políticas, el “cambiar todo para que nada cambie”, paradoja expuesta por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957). La cita original expresa la siguiente contradicción aparente: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

En Telde, cambian los gobiernos y los dirigentes, pero todo sigue igual: mal. Tal vez algún concienzudo estudio sociológico sobre el espécimen teldense nos arrojaría luz sobre por qué somos así. Este ‘rara avis’ tan identitario que compone nuestra idiosincrasia natural de quejarnos por todo, todo el tiempo, no soportar el éxito de nuestro adversario y meter el codo para pasar. No es normal. Aquí nadie lo hace bien, desde Paco Santiago hasta Héctor Suárez pasando por Paco Valido, Paco Santana, Mari Carmen Castellano y Carmen Hernández. Desquiciante, agotador…

Es llamativo como pasan los años con sus diferentes etapas pero la ciudad parece atrapada en el tiempo. Los mensajes, reivindicaciones y críticas son los mismos, incluso sus protagonistas, solo que más viejos y decadentes. Hay una película muy apropiada para ejemplarizar todo esto que en España se tituló ‘Atrapado en el tiempo’ y en hispanoamérica ‘El día de la marmota’ que se ha convertido en una expresión común para aludir a la repetición diaria de mismos comportamientos y situaciones. En la misma, Phil (Bill Murray) es el hombre del tiempo de una televisión local; un tipo egocéntrico y sarcástico. El día 2 de febrero acude a cubrir, junto a la productora Rita (Andie MacDowell) y un cámara, una fiesta local en Punxsutawney: el Día de la Marmota, en que el despertar de una marmota hibernada señala el final del invierno o su prolongación por seis semanas. Acabada la tarea, una terrible ventisca les retiene en el pueblo. Al día siguiente, Phil descubre con estupor que continúa siendo 2 de febrero y que los acontecimientos que ya ha vivido se repiten. Sólo él es consciente de este extraño fenómeno, por el que todos sus días resultan ser el mismo: el Día de la Marmota.

Lo preocupante es que el mensaje en Telde se repite porque vende y viceversa. Houston tenemos un problema. Hay que salir más de Telde, visitar otros municipios, otras islas, otras regiones, comunidades autónomas de España y si se puede, conocer algún país del extranjero. La vida no acaba en la plaza de San Juan. Es bueno para la salud mental relacionarse con personas diferentes de otros ámbitos que nos oxigenen de ‘frikis’ y ‘frikadas’ y ver con claridad sin la intensa carga de infoxicación a la que estamos sometidos.

Para los que se han olvidado, seguimos en Pandemia, la peor de los últimos cien años. Un momento de crisis es un momento de duda donde el consenso se rompe, el vínculo de confianza se debilita y los miedos se intensifican. En tiempos de crisis, la gente incluso sospecha del cambio. La vida en alerta es una mezcla inestable de inquietud, dolor y curiosidad. Los que tengan cierta proyección social de cualquier índole en Telde, por favor, recapaciten. No todo vale todo el tiempo.

Florentino López Castro, posee estudios de periodismo por la Universidad Internacional Isabel I de Castilla y es director de ONDA GUANCHE