«Deporte, mujer e igualdad»

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Nuestra sociedad ha recorrido un largo camino en materia de búsqueda y defensa de la igualdad, pero aún resta mucha vereda por caminar, desde aquel 8 de marzo de 1857, donde un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York para protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban, hasta hoy mismo donde seguimos saliendo a la calle para reclamar derechos de igualdad en una sociedad que se cree libre e igualitaria.

Tristemente, vemos en los Plenos municipales como se da lectura a una ristra de mujeres que han perdido su vida por la violencia de género, casi igual que aquel cinco de marzo de 1908 donde perecieron más de un centenar de mujeres quemadas en una fábrica de Sirtwoot Cotton, en un incendio atribuido al dueño de la fábrica como respuesta a la huelga de un grupo de mujeres que reclamaban la igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para poder dar de mamar a sus hijos. Por eso, aún  falta vereda por andar.

Si lo focalizamos en el mundo del deporte, es aún más sangrante. En este campo sí que apenas hemos sido capaces de avanzar. La figura de la mujer ha quedado limitada a apariciones que se evaporan en cuanto pasa el tiempo y olvidamos los méritos y logros obtenidos por ellas. Hablamos de mujeres trabajadoras y deportistas que dedican gran parte de su vida al deporte aportando de esta manera lo mejor de sí mismas a esta sociedad. En Canarias son muchas la mujeres que aportan y han aportado triunfos en las diversa disciplinas deportivas, teniendo presencia en Juegos Olímpicos, Mundiales, Europeos, etc. En el hoy por hoy son referentes en modalidades deportivas, atractivas para las promociones de las marcas más punteras, iconos del deporte, pero mañana son efímeras deportistas que se van desvaneciendo en el tiempo.

Sin ir más lejos, Telde, cuna del deporte base y de elite, tiene y ha tenido deportistas de la talla de Yolanda Santana, Rita Hernández o Marta Mangué, que destacan por su participación en Juegos Olímpicos. Pero después tenemos muchas otras campeonas de España y con una trascendencia deportiva y social que traspasa nuestras fronteras, pero son méritos que solo se quedan en el recuerdo, en la retina de los amigos del deporte o en las páginas de la historia. El deporte femenino ocupa en Canarias un nicho que proporciona muchos éxitos sin conseguir demasiada visibilidad. Con todo el respeto para todas las mujeres del mundo a las cuales hoy quiero hacer un humilde reconocimiento y aportar un grano más de esa gran montaña que debemos hacer todos en favor de la igualdad y la visibilidad de la mujer en el mundo, me gustaría tener una deferencia con la mujer del deporte, la mujer canaria que ha tenido que emigrar de su tierra para favorecer el éxito de su carrera deportiva, que ha tenido que dejar a su familia y amigos atrás, que ha tenido que enfrentarse a una vida en solitario, que ha tenido en ocasiones que mendigar una pequeña subvención para poder seguir su línea deportiva, que ha tenido que mal dormir y mal comer para prepararse una prueba deportiva, para ellas que más de una vez han tenido que dormir en un aeropuerto o un andén haciendo tiempo para salir a una competición, para todas ellas este pequeño reconocimiento.

Tenemos equipos en la elite nacional prácticamente en todas las modalidades deportivas. Sin embargo, pese a que se trata de una rama del deporte que ha proporcionado éxitos y satisfacciones a nuestra tierra, no se puede comparar su repercusión, tanto mediática como a nivel de ayudas e instalaciones, con las disciplinas masculinas mayoritarias.

Al histórico desequilibrio de género de esta sociedad le sumamos el olvido en el que caen la mayoría de mujeres deportistas que tras dejar la práctica activa no encuentran reconocimiento social por haberse entregado en cuerpo y alma la deporte y a traer reconocimientos para nuestra tierra, debemos añadirle el calvario por el que deben pasar muchas mujeres para incorporarse a una vida laboral que les permita mantener su autoestima y conciliación familiar como mínimo, en recompensa y equilibrio al nivel de esfuerzo realizado en su vida por el deporte. Eso es algo difícil de alcanzar y debe ser innegociable e intocable por aquellos que admiramos el deporte e incluso por aquellos que tomamos decisiones de gestión en el ámbito privado o público. Debe ser un reconocimiento a su esfuerzo y lucha, no podemos abandonar a su suerte a unas personas que nos han hecho sentir orgullosos de unos éxitos que no debiéramos olvidar.

Como deportista y persona que debe velar por el interés público pero también por lo humano, me sumo a la igualdad. Expreso mi reconocimiento a la mujer en todos los ámbitos y en especial a la mujer deportista, a la cual he visto llorar de alegría y de sufrimiento. Rompo una lanza para que todos y todas demos continuidad al recuerdo y al respeto por ellas en este 8 de marzo y en el resto de los días del año.

Diego Ojeda, concejal de Actividad Física y Deportes de Telde

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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